Autoconocimiento

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Una de las primeras reflexiones para este blog podría ser indagar acerca de uno de sus enunciados, el significado de autoconocimiento.

Por regla general cuando se habla de autoconocimiento se hace referencia a como uno mismo, el sujeto toma conciencia del objeto a conocer, de su psicología, de su personalidad, de su vida emocional.

Esta forma de autoconocimiento está basada en el juicio y la valoración de lo que se considera saludable, adecuado, equilibrado, o lo que uno mismo considera que esta bien y que esta mal. Desde esta perspectiva el objetivo es el de regularse emocionalmente, mejorar su asertividad, tener un pensamiento positivo o mejorar tu relación con el entorno. O sea, se pone el interés en el organismo psico-físico, en sus cualidades y potenciales, y en sus defectos y trastornos.Conocerse y corregirse en este sentido, o como algunos dicen, gobernarse, es una acción sujeta a la creencia, a los valores que son diferentes en cada cultura, a los dictados de la razón y de sus juicios.

Tratar de adaptarse a las consignas sociales del momento y a la aceptación de esta se encuentra sujeta a una visión reducida, parcial y lejos de los designios de un orden mayor.
En palabras de Krishnamurti: “No es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma”

Obtener logros, triunfar en la vida como persona puede ser muy gratificante, te puede hacer “feliz” temporalmente en este plano, pero es irrelevante si eso no se traduce en una mayor conexión con tu Ser esencial.

El aforismo griego «Conócete a ti mismo” se atribuye a Sócrates, Pitágoras y Heráclito entre otros. Entiendo que el “ti mismo” al que apunta este aforismo no es el ego, no es el yo pequeño condicionado con sus cualidades y defectos, sino el Yo con mayúsculas, la conciencia que está más allá del carácter personal que subyace al individuo, lo que se ha llamado también el Testigo.
En ese cuerpo mayor, ahora sí, llamémosle naturaleza o espíritu están inscritas las cualidades esenciales que sostienen la forma más densa, alberga la información de lo que realmente eres, tu propósito en este mundo, tu dharma. Es el que posee la Inteligencia inherente que trata de manifestarse en las capas inferiores mas densas.

En relación a esto, el llamado karma serían vivencias generadas para impulsar el proceso de destilación de las cualidades esenciales, los procesos “depurativos” que favorecen que esas cualidades esenciales se manifiesten en los cuerpos más densos.

Los procesos de cambio se generan cuando el organismo psico-físico se hace más permeable, cuando va habiendo un autoconocimiento, cuando lo que realmente somos va trasluciendo.
Y ese es el sentido real de la terapia, no se trata de hacer una modificación de la conducta, de esa manera solo se aprenden actitudes compensatorias, se trata más bien de soltar los lastres del condicionamiento, también se puede decir que es favorecer el flujo de la energía, y la finalidad es la de dejar traslucir mas claramente tu Ser esencial, de dejar pasar “la luz, de la conciencia”.

La aceptación de sí mismo también es una cualidad fundamental del autoconocimiento, que se manifiesta en base a la conexión con la naturaleza esencial del Ser. Quererte a ti mismo, y el organismo que encarnas, ver perfecto lo que desde el juicio no lo seria, es lo natural.

Aceptarte no es algo que puedas decidir, no es algo que se tiene o se puede intentar, no es algo que debes aprender ni forzar, es algo que ya es.

Y… uff… más…

Rafael Martiz

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