Quiero comentar algo acerca de los ataques que han surgido recientemente contra las terapias alternativas o complementarias, a las que algunas voces han resuelto llamar pseudoterapias.
Soy Naturopata y diplomado en Enfermería, trabajo como terapeuta con la terapia Biodinámica Craneosacral y con asesoramiento nutricional. He estudiado y experimentado tanto los sistemas de salud convencionales como los no convencionales.
En el ámbito de la terapia he podido experimentar algunas de ellas, como la que practico en la que el terapeuta se hace sensible para percibir mediante el tacto ciertos movimientos, hecho que si no estas familiarizado con ello no imaginas que puedan existir, he experimentado el beneficio de ciertas terapias de las llamadas energéticas que no tienen base científica y he vivido ciertas experiencias internas, subjetivas pero ciertas para mí y para muchísimas personas que lo han podido vivir y que por el momento no tienen explicación, como la de revivir memorias del periodo embrionario o conectar con realidades internas imposibles de concebir. Son experiencias muy difíciles de demostrar pero reales, y no las puedo negar.
Estos últimos años parece que hay quien se siente con la potestad del cuidado de la salud, de la práctica terapéutica, y de qué terapias son las que podemos o no podemos utilizar.
Algunos incluso parece que están dispuestos a imponer su criterio en cuanto a quién tenemos que elegir para confiar nuestro cuerpo y nuestra salud con medidas como la de amedrentar a la población o querer promover leyes intimidatorias.La explicación a esto puede venir por varias vertientes, por un lado el miedo a un supuesto intrusismo, tema que ha surgido en todos los tiempos, cuando la fisioterapia se desvinculo de la enfermeria, cuando se legalizó la psicología, y otros tanto del ámbito académico como en el alternativo. Otro motivo muy evidente es el de los intereses comerciales, este está muy hablado, documentado, denunciado, pero en fin, en el tipo de sociedad que estamos, el manejo de la salud y la enfermedad para fines lucrativos no queda exento. Y otro motivo para atacar las terapias naturales, alternativas y complementarias que percibo y que es realmente lastimoso es el del desconocimiento y la ignorancia.
Parece que hay quien censura y mete en el mismo saco todo lo que no conoce, y lo peor es que ni lo quiere conocer. Esto denota el gran miedo a soltar lo convencional y asumir el riesgo a interesarse por algo más allá de lo que uno conoce, eso es en efecto una negación del espíritu científico.
La autentica ciencia no viene del inmobilismo, un científico plausible es aquel que tiene una mente abierta, inquieta, innovadora y que se interesa por las cosas, que busca explicarse lo que desconoce.La verdadera ciencia trata de explicarse el universo y los fenómenos que ocurren en él.
Algunas de las terapias que se proponen como alternativas vienen documentadas con miles de pruebas médicas, escáners, análisis y fichas de tratamientos completos y testimonios de pacientes obteniendo un caso omiso de la ciencia del establismen.
Con esto defiendo la realidad del científico que ha estado siempre relegando sus investigaciones a los intereses de algunos que invierten en lo que les va a generar suculentos dividendos.Esta última década afortunadamente está habiendo un gran despertar tutelado por la repulsa hacia lo que hasta nuestros tiempos ha representado el patriarcado. Se habla más acerca de tener una mente abierta, de la aceptación de lo diferente, del respeto de los derechos de las mujeres y los hombres a reivindicarse en su opción sexual, de la igualdad de derechos y oportunidades en el ámbito laboral y social y de la sensibilización en muchos otros ámbitos de la sociedad.
Pero es que el patriarcado no representa solo la supremacía del hombre sobre la mujer, el patriarcado es una forma de entender la vida, de pensar, de sentir y actuar que tiene como traducción neurológica la preponderancia de la actividad del un área determinada del cerebro.
Se trata del hemisferio izquierdo del cerebro. Su naturaleza es lineal, calculadora, concreta, parcial, se orienta hacia el análisis, a la lógica, y la razón. Todos usamos ambos hemisferios pero por los atributos que posee este hemisferio se dice que representa la parte más masculina de la persona.
Estas cualidades son importantes y absolutamente necesarias para nuestra vida y nuestro dia a dia, pero si basamos nuestro conocimiento exclusivamente en este área, en la existencia de algo porque lo podemos medir, compartimentar y razonar estamos cayendo en una visión reduccionista de la vida.
El rigor científico nos sirve para explicarnos, y por medio de determinados procedimientos les damos validez, pero si esto lo trasladamos a que todo tiene que ser comprendido a través de esa evaluación el rigor se convierte en rigidez. Y así opera la ciencia en muchas ocasiones: lo qué se puede explicar existe, y si no se puede explicar, se mira hacia otro lado, y simplemente se ignora.
Sometidos al hemisferio izquierdo del cerebro.
Esta manera unilateral de ver la salud, la enfermedad y su cuidado está sujeta a un sistema patriarcal o podríamos decir incluso machista, orientado a un solo lado de la realidad.Por otro lado está esa otra parte que nos complementa, esa otra parte de la realidad que también existe, que también vivimos en el día a día y que tiene que ver con las cosas que no nos podemos explicar por medio de la razón.
Se trata de la percepción de la vida a través del hemisferio derecho del cerebro, este hemisferio tiene cualidades más femeninas, es más sensible, receptivo, intuitivo, holístico, lo que se percibe a través de él muchas veces no se pueden demostrar, pero existen. Todos vivimos cosas a las que no les encontramos una explicación lógica, coherente o racional, nadie nos puede dar una respuesta y eso no significa que no pasen, no es así?.
Estas dos visiones no se anulan una a la otra, en absoluto, las dos las llevamos con nosotros todos los días, son percepciones que nos hacen falta, con las que contemplamos el mundo, la global y la concreta, las dos se complementan, las dos son partes indisolubles de esa gran realidad que es la existencia.
Dónde hemos dejado entonces la capacidad de ese hemisferio derecho cuando hablamos de ayudar a la curación?
La atención a las personas se ha perdido por parte de la medicina convencional de forma acelerada en los últimos 50 años con la desaparición del médico de familia que tenía en cuenta a la persona, su problema y su contexto familiar y social como parte de un todo, relegando su actuación a un diagnostico y un tratamiento.Hay algunos elementos que aportan las terapias alternativas de las cuales la medicina convencional se ha olvidado, y es que la persona no es una maquina que responde únicamente a reacciones químicas a modo tubo de ensayo, la persona tiene todo un entorno vital que tiene que ver con su salud,. En muchas de las terapias alternativas hay una parte fundamental que es la escucha, para el paciente ser escuchado no es algo menor, esta demostrado -hay evidencia científica pero en la práctica no se contempla- que ser escuchado influye con un porcentaje elevado en la curación, además de la técnica específica que utilice cada una.
Incluso no se contempla ni se pone la atención sobre lo que todo el mundo sabe, la relación entre la mente y el cuerpo y su mutua influencia. Esto es sabido por todos, no hace falta tener mucha cultura para darse cuenta, lo sabe el ciudadano corriente, de hecho hay multitud de expresiones populares que hacen referencia a este hecho, y lo sabe también el médico que indica al paciente que su dolencia son “los nervios”, y le recomienda que se tome la vida con calma.
Qué necesita la ciencia para acabar de reconocerlo?
No solo eso, la actitud positiva y las creencias son un factor importante para la curación aunque determinadas lineas de pensamiento le llaman efecto placebo restándole importancia a un hecho tan relevanteMuchas de las terapias alternativas o complementarias están fundamentadas en una visión más holística del organismo, como la unidad mente-cuerpo y otras que van más allá de esto contemplando la cualidad energética, la conexión con la naturaleza e incluso las que incluyen la vertiente espiritual.
Más que la denominación de pseudociencias que le llaman a estas terapias les podrían llamar paraciencias a muchos de estos procedimientos, porque existen, porque tienen resultados terapéuticos y todavía no se ha podido explicar su modo de acción a través del método científico, por lo tanto no se puede decir que es una ciencia falsa, sino que hay unaausencia de respuestas por parte de esta.
La lógica, la razón y la ciencia son una muy pequeña parte de la experiencia de nuestra vida.Con esta declaración no quiero decantarme por un sistema u otro, todo es necesario.
No pretendo defender una terapia específica, y en todo caso hablaría de la que yo practico, la Biodinámica Craneosacral y la Nutrición, y no comparándola o contraponiéndola a ninguna otra. Tampoco puedo afirmar que cualquier terapeuta sea apto, dentro de todas las áreas terapéuticas hay terapeutas honestos y entregados, y también hay oportunistas.La gente no es tonta como pretenden hacernos creer, muchas de las personas que acuden a este tipo de terapias lo hacen hartas de tomar pastillas, otras por padecer tratamientos intrusivos con muchos efectos secundarios, otras porque ya las han probado y les ha ido bien, y muchas de ellas aconsejadas por otros usuarios, la transmisión del boca-oreja, que quien ha experimentado sus beneficios, aunque no disfrute del rigor científico.
Además de una regulación que ponga cada terapia en su lugar creo que es importante respetar la libre elección de las personas para decidir el cómo y de qué manera quieren ser apoyadas en su proceso vital.
Rafael Martiz