Sanando las relaciones
La práctica del perdón
Sigo escribiendo sobre Biodinámica, con la inspiración de Un Curso de Milagros, que en esencia son lo mismo. La maestría con la que el Curso transmite su mensaje nos permite una mayor profundidad, mayor claridad y nos acompaña hacia el ineludible reconocimiento del Ser.
Continuando con las proyecciones. Como ya hemos visto, el odio, el resentimiento, la culpa, la envidia, el miedo, etc. que se genera en nuestro interior son los sentimientos con los que tratamos de mantenernos como individuos separados. De esta manera nuestro conflicto interno lo proyectamos en situaciones, objetos, sistemas, gobiernos, sociedades o personas, todo un mundo, y todos son representaciones de la Unidad, del Ser, de Dios., si no hubiera esos sentimientos no habría separación.
El ego trata de persuadirnos de que tenemos innumerables problemas. Para ello nos muestra un sin fin de formas detrás de las cuales según él se esconden.
Lo cierto es que el contenido de todos ellos más allá de las formas es el mismo, la idea de separación*.
Si mentalmente observamos con honestidad la carga emocional que tenemos en cuanto a nuestras relaciones, quizá veamos que con casi todo el mundo hay un grado mas grande o mas pequeño de resentimiento, de fricción, puede que sea imperceptible, pero el hecho de percibirnos como entidades separadas implica que hay algún tipo de conflicto.
El Curso dice que todo lo que no sea paz es proyección y por lo tanto hay fricción, y que esto da lugar al mundo manifiesto de la dualidad. Para que haya dualidad tiene que haber una brecha entre partes, esta separa y divide la unidad.
No hay nada fuera del Ser, y todo lo que se rechaza es parte suya.
¡Todo con lo que interactúo, es parte de Mi mismo!
Cuando nos damos cuenta de que estamos recreando el mundo, y que somos responsables de todo lo que ocurre, vemos que tenemos la oportunidad de cambiarlo. Ya no estamos a expensas de los avatares del entorno, sino que el entorno, o lo que es lo mismo, nuestras relaciones, lo que percibimos, dependen de nosotros, de las características que hemos adjudicado a cada cosa, incluso de las cualidades que hemos atribuido al cuerpo que aparentemente habitamos.
Como en un juego de roles, una sola identidad, el Ser, se encuentra detrás de cada aparente identidad “soñada”, cada cual tiene una serie de rasgos personales temporales que dan la apariencia de individuo.
Esto es exactamente nuestro entorno, una “obra de teatro” en la que cada personaje tiene el rol que yo le he asignado. Pero claro, yo no lo veo así, veo que, si alguien me agrede, la agresión viene de él, que cuando vivo situaciones injustas provienen de personas, autoridades, gobiernos, del sistema social. ¿Como me voy a inventar yo algo que es tan evidente que viene de afuera? Me puede resultar absurdo pensar que todo es un montaje mío, puedo hacerme cargo de que hago mal ciertas cosas y admito que inconscientemente pueda provocar otras, pero pensar que todo es consecuencia de mi proyección puede resultarme un disparate.
No es fácil ver que la causa está adentro cuando todo, incluyendo mis “objetivos” testigos de ahí afuera me hacen ver lo contrario.
La proyección ontológica es uno de los más sorprendentes fenómenos con el que nos encontramos en la metafísica de la separación.
Es un material que no se le puede dar a entender a la mente racional, es como tratar de explicar lo inexplicable, sondeando en el mismo misterio de la existencia, algo que solo se puede ir comprendiendo en base a la observación y la experiencia.
Sanar las relaciones significa retirar la proyección, poder ver al “otro” más allá de la personalidad que le he adjudicado, darme cuenta de que el daño que supuestamente me ha hecho, o el que yo le he podido hacer, no es real.
La práctica que propone Un Curso de Milagros, y que es la piedra angular de la práctica espiritual o del trabajo de integración, es el perdón.
De lo que trata el perdón es de deshacer las creencias y condicionamientos a los que estamos sujetos y que proyectamos en los demás.
Considera por un momento este ejercicio:
Contempla que estás proyectando en los demás lo que son para ti.
Que lo que observas en los demás depende de ti.
A continuación, trae a tu atención alguien con quien estés en conflicto, quizá lo estés ignorando o ni siquiera te acuerdas de él, puede incluso que ya no esté en este mundo. Sea como sea está ejerciendo influencia en tu vida, forma parte del mundo que percibes.
Observa las características físicas que has atribuido a esa persona, así como sus cualidades emocionales y los lazos emocionales que te unen a ella, para posteriormente poder ver a través de esto, más allá de la identidad que le has adjudicado.
La manera de hacer esto es cambiar la percepción, desde el personaje que juzga e interpreta, que proyecta, a una visión sin juicio. Con esta visión no me quedo en la persona que creo ver, sus cualidades, defectos, forma y demás, sino que puedo llegar a verla como una entidad neutral en su superficie y conectar con el fondo, con la cualidad esencial que hay detrás, que es la misma que la mía, es el Yo Soy.
En la práctica el Curso propone entregar al Espíritu los sentimientos conflictivos que estoy proyectando, es una manera de hacerse a un lado, algo que permite no seguir enganchado a ese sentir y que esa visión desde el Espíritu la deshaga.
Si me identifico con la entidad separada, el personaje que creo ser y trato de razonarlo, esto puede ser difícil de entender, pero si contemplo la posibilidad de que la realidad del Ser que Soy está viendo a través de mí cuando no juzgo, entonces cobra más sentido.
¿Que es la sanación, sino recordar Quién Eres?
y que es recordar Quién Eres, sino un proceso de integración
en el que se recuperan los aspectos proyectados de ti mismo
Practicar la “integración” o el perdón, y ver lo que sucede a tu alrededor, es lo único que te puede ir dando pistas y abriendo la mente a realidades que para la razón son incomprensibles.
Rafael Martiz
- Cita de Un Curso de Milagros
2 COMENTARIOS
Gracias por tu inspiración.
Es un regalo enorme.
Que Dios te bendiga!
Un abrazo!
Gracias Leonardo, es un placer que compartamos. Un fuerte abrazo!!